Así estaban los pompones el tercer día de trabajo. Como ya les costaba eso de meter los dedicos para pasar la lana (quién lo diría, pq luego esos dedos llegan a todos sitios), decidí que al día siguiente nos dedicaríamos a cortar y a customizar el pompón.
¡Ya casi están! Sólo les faltaba por colocar un pequeño detalle, pero no tenía en casa, así que tuvieron que esperar un día más. A mí me parecen dos pollitos radiactivos, pero bueno, ¡me encantan! Ah, tengo que decir que Laura (la mayor) se apañó bastante bien para recortar la lana ella sola, pero a la peque (Carol) se lo tuve que hacer.
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