Hoy he bajado al mercadillo buscando unos zapatos baratillos para un baile. No me puedo creer que aún no tenga un par de zapatos rojos en mi armario (ni en mi estantería, ni en mi arcón,...), pero, según el decálogo de las compras, no he encontrado lo que buscaba, pero no he vuelto de vacío.
Unos maravillosos zapatos estaban esperándome y haciéndome señas desde un puesto. Y yo, como buena persona que soy, los he adoptado.
Aquí una foto del detalle de la punta.
Aquí una del zapato de perfil.
Los adoro. Tacón cómodo, color precioso y fácilmente combinables. ¿Puedo pedir más? (Hombre, el señor del puesto me los podía haber regalado, pero no se puede tener todo en esta vida)
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