El Aidez, tras mucho tiempo admirándolo y pensando si atreverme o no (a quien quiero engañar, sabía que me atrevía, lo que me daban miedo eran las posibles mil peleas para ajustar el patrón; por ahora le he hecho un par de cambios en unos motivos).
Voy por el segundo delantero y me quedan las mangas. ¡A meterle caña!
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