miércoles, 22 de febrero de 2017

Detalles artesanos de nuestra boda

¡Buenos días!

Antes del parón del blog, ya comenté por aquí que me casaba. Es más, enlacé a unas cuantas cosillas que podían hacerse en ganchillo para una boda.

En ese post ya avisaba de que nada de lo que enlazaba estaría presente en mi boda. Y no mentía.

Desde el primer momento (o tras la sorpresa inicial) tenía muy claro que ese día habría cosas hechas por mí. Yo soy así. Hago cartelitos para decorar la mesa a la mínima oportunidad, así que ¿cómo pasar por un día tan especial sin preparar nada?

Lo primero que quiero mostrar es lo primero que terminé: nuestro bastidor bordado para llevar las alianzas. Ya el formato de bastidor bordado me gustó para la boda de mi hermana, de modo que seguí la misma idea. Además, me venía de perlas, porque mi sobrino de 10 meses llevaba los anillos y el bastidor se sujeta bien. (traducción: mi hermana podía llevar en brazos al chico de los anillos y el bastidor a la vez)


En esta ocasión no bordé un dibujo infantil, sino una foto de nuestra sesión preboda. Pero la técnica es la misma que usé con los porta-alianzas de mi hermana. Juro que quería hacer algo sencillo, pero al ver la foto me enamoré tanto que pensé "¿por qué no? Si se hace exactamente igual pero rellenando el pelo y los pantalones" Y también juro que sigo enamorada de la foto y del bastidor.

Lo segundo que terminé fue un regalito para el sobri: un conejo de ganchillo con cascabel oculto para que estuviera entretenido durante la ceremonia. Lo hice con algodón de los mismos colores de algo que verás un poco más abajo.

Pero no sólo de manualidades de costura, ganchillo y punto vive esta loca. Si puede cortarse, pegarse, pintarse o hacerse con las manos, yo me lo apunto. 

Y básicamente eso hice. Para empezar, monté las bolsitas de arroz para la salida del Ayuntamiento. Pero también llevaban confetti. Y quien dice confetti dice montones y montones de formitas troqueladas a mano en 6 colores diferentes. Después hice unos envoltorios monos y les puse una cola de ratón para unirlo todo.


Y también hice unos paquetitos de lágrimas de felicidad. A ver, yo soy de lágrima fácil. Más bien de lágrima "siempre a punto". Cuando voy a alguna boda siempre llevo un par de pañuelos de papel en el bolso de mano. Y normalmente siempre termino quedándome con medio porque a mis amigas les surge la necesidad de secarse las lágrimas y se les han olvidado. 

Súmale a ésto que mi lágrima fácil es herencia paterna, vamos, del padrino. Yo sabía que llegaría al Ayuntamiento en coche y preveía salir en barca, de modo que necesitaría pañuelos, muchos pañuelos. Y ya que me puse a hacer un envoltorio mono para llevarme los míos, ¿qué me costaba hacer unos cuantos para los invitados?


También hice unas copias del menú a juego con la invitación y el resto de papelería de boda. Y me lié la manta a la cabeza y monté unos kits de supervivencia para tener cubiertas todas las posibles pequeñas incidencias que pudieran "sufrir" nuestros invitados (tiritas, ibuprofeno, una lima de uñas, gomas para el pelo, etc). Por cierto, que la siguiente foto la he robado del Facebook de mi hermana, que no sabía nada de lo que se iba a encontrar la gente en las mesas.



Y el paquetito cuadrado contenía los detallitos en sí. Un precioso espejito de diseño personalizado encargado a Il·lustradicions y un monedero-neceser de crochet hecho por mí. Los hice con los colores de la invitación y el resto de papelería. Y menos mal que mi madre me ayudó a coser los rosetones sobre el monedero, porque al final fui algo justilla de tiempo (los terminé 10 días antes de la boda, pero tenía los kits y las minutas sin terminar). 


Al principio estuve dudando entre el neceser o un cestito de trapillo con unos jabones artesanos. Pero yo siempre llevo varios monederos en danza, y al final pensé que este regalo nunca viene mal.

Por cierto, que además también hice unas piezas de goma EVA para hacernos fotos divertidas en el baile y la barra libre (lo que ahora se llama un photocall). Y recuperé un marco viejo ovalado de madera y lo pinté de plateado: fue el alma de la fiesta.


Y si has llegado hasta aquí supongo que pensarás que debí perder como 10 kg del estrés de hacer tanta cosa. Más o menos. Quítale el 1 y llegarás a una cifra más acertada. 


Fui haciendo las cosas a ratos y empecé con tiempo. Y habría hecho más, pero ya veía demasiado. Y la gente no paraba de repetirme lo tranquila que me veía, y yo era la primera sorprendida. 


Y el día llegó sin nervios y pasó con mariposillas, pero sobre todo con mucha ilusión y felicidad.


¡Hasta el próximo post!

No hay comentarios: